Sanación amorosa entre madre e hija

Zenitud

Sanación amorosa entre madre e hija

Quiero que te tomes un momento y pienses en el tipo de relación que tuviste o tienes con tu madre. ¿Cómo se veía/ve? ¿Como se sintió/siente? ¿Van tus pensamientos hacia los buenos tiempos o se detienen en los malos?

Nuestras madres fueron jugadores fundamentales en nuestro desarrollo como niños y formaron la base de nuestro crecimiento emocional y psicológico. Hasta el día de hoy, nuestras madres continúan influyéndonos tanto a través de nuestras percepciones profundamente arraigadas de la vida como a través de nuestros sentimientos hacia nosotros mismos y otras personas.

Pero aunque nuestras madres pueden haber hecho todo lo posible para cuidarnos, nuestras relaciones con ellas pueden haber estado cargadas de corrientes de miedo, culpa y obligación. De hecho, podemos continuar llevando dolor, miedo, desilusión y resentimiento sin resolver hacia nuestras madres durante mucho tiempo en nuestra vida adulta. Este dolor profundo generalmente es el resultado de heridas centrales no sanadas que se transmiten de generación en generación.

Es vital que aprenda a tratar, reparar y reconciliar las partes rotas dentro de ti que todavía anhelan el amor de tu madre. Sanar estas heridas dentro de ti tiene el potencial de transformar tu vida y mejorar tus relaciones.

Qué Ocurre Cuando no Hemos Sanado el Vinculo con Nuestra Madre?

Nuestras heridas en conexion con nuestra madre son traumas que se transmiten de generación en generación y que tienen un profundo impacto en nuestras vidas. Cuando no se resuelve, transmitimos las heridas que nuestras madres y abuelas antes que nosotros no pudieron sanar. Estas heridas consisten en creencias tóxicas y opresivas, ideales, percepciones y elecciones. Finalmente, nuestros hijos repiten el ciclo, perjudicando a sus propios hijos y a los hijos de sus hijos con siglos de dolor sin resolver.

Esto es lo que puedes estar experimentando si no has podido sanar el vinculo con tu madre:

Constantemente compararse con otras mujeres y competir contra ellas
Saboteándote a ti mismo cuando experimentas felicidad o éxito
Poseer límites débiles y la incapacidad de decir “no”
Culparse a sí mismo y baja autoestima que se manifiesta como la creencia central: “Hay algo mal en mí”
Codependencia en las relaciones
Minimizarte para ser agradable y aceptado
La incapacidad de hablar con autenticidad y expresar sus emociones completamente
Sacrificar tus sueños y deseos por otras personas innecesariamente
Esperando el permiso de tu madre en un nivel inconsciente para vivir realmente la vida

La relación con la madre es la más significativa en nuestra vida, la base sobre la que se construyen todas las demás relaciones. Algunos albergan en el interior un niño herido que no fue amado incondicionalmente, que necesitó protegerse del dolor por ser demasiado vulnerable. Congelamos muchos de nuestros sentimientos y nos construimos una corazón a la defensiva para no sentir que no éramos amados como necesitábamos.

Para sanar esa herida es necesario tomar contacto con el niño interior, ver dónde y de qué manera fue herido, localizar ese dolor física y emocionalmente a fin de liberar la energía bloqueada. Conectar con el dolor, la rabia, la culpabilidad, la impotencia, la tristeza, reconocerlo, aceptarlo y de esta manera, empezar a sanar. Al reconocer al niño interior, al tomar conciencia de su vulnerabilidad pueden surgir sentimientos de soledad, vergüenza, carencia, sentirse rechazado en ciertos momentos. Hemos de darle voz, dejar que llore, que exprese sus miedos y necesidades, y también sus partes positivas, los sueños, deseos, intuiciones y creatividad, y abrazarlo todo literalmente.

Si te siente conectado con esta información, tal vez sea momento de sanar tu corazón y tu legado espiritual para que tus hij@s vivan vidas más felices y prosperas! Te invitamos a ser parte de nuestro taller!

Zenitud